Tocaba hoy mi guitarra y me di cuenta de una cosa. Algo que superaba en todos los sentidos mis expectativas y anulaba mis sentidos. Estaba aturdida al saber por mí misma, que no sería una persona grande en ese campo. Mi fortuna no se encontraba (no sé si por suerte o por desgracia) en manos de una guitarra. No estaba al exponer mis sentimientos a los demás.
Supongo que soy de esas personas a las que les cuesta expresar su sentir, aunque sea ante la persona que muy bien los conozca. Y aunque el tiempo pasa y me hago más vieja, los sigo ocultando.
Lo más curioso es que los oculto ante quien mejor me conoce. Porque esa persona sabe lo que pienso a cada momento, sabe mis movimientos y siento miedo de que me deje de querer algún día por no hacerle feliz...
Sé que será una decepción grande para él. Pero a pesar de que le duela, no es mi mundo. No es mi destino, no es mi futuro, o como diablos quiera llamarlo. Se parece al espacio, cada planeta atrae todo lo que pasa cerca de él a su interior. Pues yo en este caso no paso lo suficientemente cerca del mundo musical y no puede atraerme. En realidad, más bien me expulsa de él.
Y no se lo reprocho, es normal que se me excluya...
Aunque lo peor no es el que me excluyan. Lo peor es que voy a decepcionar a la persona a la que más admiro.
Perdóname...
No hay comentarios:
Publicar un comentario