Oscuridad... Miro a mi alrededor y solo veo oscuridad. Mis cansados ojos dejaron de ver la luz que antes solían ver, ahora mi mente se asemeja a una cueva virgen, en la que nadie entra desde hace años. Ninguna persona se atreve a venir con una linterna y con ella iluminar los rincones llenos de recuerdos.
Tarareo canciones tristes y respiro el aroma de la infelicidad suprema. El aire está cargado de átomos de agonía y gas lacrimógeno. Mis párpados guardan líquido transparente que rellena las cuencas de mis ojos e impide la visión de un futuro feliz, pero desde que sé que puedo librarme de una visión borrosa, el líquido semejante al agua salada se desparrama por mis mejillas, inundándolas lenta y dolorosamente. Aunque sigo sin ver ese futuro prometedor. Ahora me doy cuenta que estoy ciega para siempre, que no podría ver la luz de la linterna de alguien que quisiera entrar en mi mente aunque quisiera...
