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Para Q Quiero la suerte? Si me abandona cuando Quiere? Si cuando la llamo nunca viene y cuando la necesito, desaparece?

domingo, 16 de mayo de 2010

El show ha finalizado

Cojo mi cabeza entre las manos a ver si la luz entra y puedo ver más allá. Pasan los minutos y no consigo ver nada. Entonces es cuando me doy cuenta que mis esfuerzos han fracasado... Que yo he fracasado...

Las lágrimas se agolpan en mis ojos y trato por todos los medios dejarlas ahí y no llorar. ¡Cuántas ganas tengo de hacerlo! Mas me consumo en la autocompasión cual palo en el fuego. No debo. Pero quiero. ¿Y qué más da si quiero hacerlo? Lo importante es que no debo...

Intento centrar mi atención en otro asunto distinto. Cada vez es más difícil. Como si por no querer ver los problemas se apartaran. No conseguiría nada huyendo de él. Me martirizaría toda la vida. Eso es triste. Estar anclada a los recuerdos y a los problemas. Y siento decirme que yo no puedo hacer nada...

¡Cuánto duele eso! Ahora los susurros se vuelven gritos, el agua en lágrimas y el tiempo en el martillo que me atormenta... Me dirijo gritando al altísimo:
¿Por qué Dios? ¿Por qué quieres atormentarme cada día? ¿Por qué?

Es incontrolable mi pena... Ya ha explotado una pequeña parte... Cuánto tardarán las demas... Siento que debo estar quieta, y ser la más fuerte... Aguantar el tirón y poner sonrisas o fruncir el ceño cuando parezca oportuno... No perder nunca la calma, apoyar a los que lloran... Y hacer como que nada me afecta...

Aunque no sea cierto.

Hasta el pequeño abrazo conmueve mi alma. Me siento bien. Pero a la vez mal. Estoy rota por dentro. Lo sé desde hace mucho tiempo. Y no puedo hacer nada.
Cuando la vida sigue y el mundo no se detiene, todo está bien. Cuando el abrazo para el tiempo, y me inunda una sensación de no sé qué, me doy cuenta de lo que lo he necesitado todo este tiempo, y de lo muerta que he estado en vida. Y mi mundo comienza a quebrarse, las lágrimas se agolpan en mis ojos y no puedo evitar gritar... Mientras me sostienen en brazos, apretándome más fuerte.

Cuando se abre el telón todos sonrien contentos. El teatro sigue y los actores hacen sus papeles. Interpretan a seres felices, conformes con sus vidas.

Cuando el telón baja, las curvas de los labios se vuelven líneas rectas, los ojos, achinados de sonreír, se abren y miran al suelo. Y los pómulos, altos y magestuosos caen en picado, cansados. Los actores pierden su papel y vuelven a ser personas normales. Todo ha terminado. Ha llegado el fin del teatro. Ahora todos se muestran tal cual son y no pueden evitar poner cara triste al darse cuenta que el "show" ha finalizado.

Hazlo. Carpe diem.

Pero, Oh, cuando posamos nuestros pies sobre el suelo y empezamos a caminar... Lentamente al principio y rápidamente después, para acabar perdiéndonos en el lejano horizonte, sin que los demás sepan que hemos existido.

Haz algo grande en tu vida que promueva y que no se aleje de tus principios. Pero no lo hagas por el simple hecho de que sepan tu nombre. La fama no es para siempre. Hazlo por que te nazca del corazón y también porque creas que es necesario hacerlo.

Nunca te amilanes ante los demás que critican tu gran idea. Debes saber que ellos necesitan un empujón para hacer lo que quieren. Y tú tienes el deber de dárselo. Son como ovejas asustadas, deseando la aprovación de la manada, y no harían nada que a los demás no le gustara.

Mas los que lo hacen son locos, dicen las ovejas asustadizas, y yo les respondo, "si ser loco es hacer, decir, sentir y vivir lo que uno quiere... Entonces yo soy el más loco del mundo". Ante esta afirmación las ovejas aplaudieron mi osadía. Unas por seguir a las demás, y otras por impulso.
Sea porque le llenaron mis palabras o no, algunas hoy llegaron a ser personas locas.

Pero felices.