No estoy bien, nada bien. No me quiero quejar, prefiero no estar bien a la otra situación...
No quiero llorar, es como el orgullo que no me deja saltar. Me recojo en mí misma. Me guardo la rabia transformada en una lágrima. Para mis ratos a solas, con mis pensamientos y mis penas.
Es como algo de mí que no me gusta para nada. Algo que me desconcierta, y hasta me cabrea.
Es mi incompetencia, y su "capacidad" para hacer que no pasó nada. Que ahora todo está muy bien.
Ahora vienes... Cuando yo ya no lloro. Cuando todo al parecer se calmó.
Interesada... Cuando las cosas no van tan bien como desearías vuelves a mí de nuevo, pues ahora voy a ser yo la que no quiera cuentas sabes?
Si te digo la verdad, me da envidia de que tú estés tan bien ahora y yo esté aquí sufriendo. De que no tengas problemas aparentemente y no estés tan sola. Y yo un poco más sola, con problemas aparentes.
Si te digo la verdad me encantaría que todo volviera a ser como hace un año. Mis actitudes me han llevado a experimentar cosas que nunca quise vivir. He aprendido que tengo que tener miedo, que todos tenemos miedo a algo, que hasta tus amigos te dejan de lado, te traicionan y te venden a cambio de algo tan sencillo, la popularidad y el caer bien a los demás, no pasar desapercibida.
Me muero de impotencia al ver que en tan poco tiempo las cosas han dado un giro radical. Y me siento tan mal... Por no haber podido cambiar las cosas, en verdad, hay cosas que no están en la mano del hombre cambiar.